Por Nancy Pedraza A.
En el suroeste de Bosnia y Herzegovina, a unos 25 km de Mostar y cerca de la frontera con Croacia, se encuentra el pintoresco pueblo de Medjugorje. Este lugar, conocido mundialmente como un santuario mariano, ha atraído a millones de peregrinos desde 1981, convirtiéndose en un epicentro espiritual para quienes buscan renovación y esperanza.
El 24 de junio de 1981 marca el inicio de un fenómeno extraordinario en Medjugorje. Seis jóvenes croatas, de entre 10 y 16 años, afirman haber visto a la Virgen María bajo la advocación de la Reina de la Paz en el monte Podbrdo, hoy conocido como la "Colina de las Apariciones". Desde entonces, aseguran haber recibido mensajes diarios que invitan a la humanidad a la oración, el ayuno, la conversión y la paz.
En los años posteriores, este "Fenómeno de Medjugorje" ha inspirado millones de testimonios de conversión, sanación, y un sinfín de vocaciones religiosas. Si bien las apariciones están aún bajo estudio por parte de la Iglesia, su impacto espiritual es innegable.
El Monte Podbrdo es el lugar donde ocurrieron las primeras supuestas apariciones. En esta colina se encuentra una estatua de la Virgen María que marca el epicentro de este acontecimiento. Peregrinos de todo el mundo suben la colina para rezar y meditar, sintiendo una conexión especial con lo divino.
En 1934, los parroquianos erigieron una cruz monumental de 8,5 metros en la cima del Monte Križevac, en conmemoración de los 1900 años de la muerte de Jesús. Este lugar invita a los visitantes a reflexionar sobre el sacrificio de Cristo mientras disfrutan de una vista espectacular del paisaje circundante.
A pocos kilómetros de Medjugorje, la iglesia de Tijalina alberga una bella imagen de Nuestra Señora de la Inmaculada Concepción. Este santuario refleja el esfuerzo y la fe de los feligreses que superaron desafíos económicos para traer esta imagen desde Roma.
Fundada en 1983 por sor Elvira Petrozzi, esta comunidad acoge a jóvenes en busca de un nuevo comienzo. Con un estilo de vida basado en el trabajo, la amistad y la fe, la comunidad inspira esperanza y transformación.
Creada en 1993 por el Padre Slavko Barbaric, esta aldea ofrece refugio y educación a niños abandonados o desamparados. Con instalaciones como un jardín de infantes, un consultorio odontológico y un gabinete de fisioterapia, busca proporcionar un entorno de amor y dignidad.
La experiencia de Medjugorje trasciende las fronteras religiosas y geográficas. Es un llamado a la paz, la reconciliación y la búsqueda de una vida espiritual más profunda. Independientemente de las investigaciones eclesiásticas en curso, su influencia como escuela de vida cristiana es innegable, recordando a los fieles el poder de la oración, los sacramentos y la fe vivida en comunidad.